Lo Perdí. Parte 2: La Pérdida
- madreadiario
- 14 oct 2014
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Unos días antes de ir a nuestra tercer cita, unos amigos cercanos a nosotros tuvieron una pérdida, ella tenía 3 semanas menos de embarazo y nos enteramos de la pérdida junto con la noticia del embarazo, su embarazo había sido anembrionario. Sentí algo horrible, lloré un poco y me dio mucho coraje, ¡¡carajo!! ¿porqué? Incluso recuerdo haberle dicho a mi esposo “No puedo ni imaginarme lo que deben de estar pasando, si a nosotros nos pasara eso, me muero” Intenté que no me afectara demasiado y esa noche me dediqué a dar gracias por el frijolito que crecía dentro de mí y a pedir, por no decir a suplicar, para que todo saliera perfecto en nuestra cita para la que faltaba menos de una semana, además nuestro caso era muy diferente, nosotros ya habíamos escuchado un latido, por lo que todo saldría bien.
Cuando llegamos a la cita, éramos todo emoción, ese día representaba que podríamos compartir nuestro “secreto” con el mundo y gritarlo a los cuatro vientos. Recuerdo que antes de pasar al ultrasonido me emocioné mucho porque por primera vez desde que me embaracé, me trataron como a una embarazada en el consultorio, haciéndome las pruebas de orina rutinarias, revisando mi peso, etcétera, yo supongo que al seguir sintiendo síntomas y no aparecer ninguna anomalía, las doctoras asumieron que ahora sí, todo iba viento en popa.
“No tengo buenas noticias” acompañado de un rostro nada amigable, esas fueron las palabras que nos anunciaron lo peor. Recuerdo haber sentido un vacío terrible en el estómago y un muy fuerte apretón en la mano (era mi esposo). No había podido reaccionar de ningún modo, simplemente me vestí y pasé al consultorio principal. Cuando la doctora entró y se sentó con cara de pocos amigos a decirnos lo común que era, yo sólo podía oir “bla, bla, bla” y cuando la escuché decir “Sé lo que estás sintiendo….” Lo único que me vino a la mente fue “¡Claro que no! ¡No sabes lo que estoy sintiendo! Podrás tener muchas pacientes a las que les pase lo mismo, pero eso no significa que sepas lo que se siente” Lo siguiente que escuche, como si me hubiera leído la mente, fue “… yo también perdí un bebé con 3 meses de embarazo y ni cuenta me dí…” Ahí fue cuando empecé a escucharla un poco mejor, al fin y al cabo su experiencia era igual que la mía o al menos muy parecida. Supe que mi cuerpo no se había enterado de la pérdida y que por eso seguía sintiendo síntomas y no hacía nada por expulsar lo que ya nunca sería un bebé, mi bebé.
Al salir del consultorio sentí como las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, no sabía exactamente que era lo que estaba pasando pero dolía, y dolía mucho… por supuesto no me morí, pero ciertamente en ese momento me quería morir.