top of page
Buscar

¡Sálvame Superman!

  • madreadiario
  • 21 nov 2014
  • 2 Min. de lectura

El otro día platicando con una amiga me decía “Está padrísimo esto de dejarnos salvar y todo pero ¿cómo le haces? ¿Está complicado no?” Por supuesto no es fácil, y todo el tema está en el control.

Lo primero que debemos aprender es a soltar. Soltar nuestra necesidad de controlarlo todo, soltar nuestro orgullo, soltar nuestro estrés, miedos e inseguridades. Como dicen por ahí hay que “ponerse flojitas y cooperar”.

Mi abuela siempre le decía a mi mamá “Ay mijita, déjate ayudar porque después te vas a andar quejando de que no te ayudan y tu tienes que hacerlo todo” y a veces así sucedía. Después, fue aprendiendo a soltar y entonces encontró que sí había ayuda, y que había un Superman junto que podía ayudarle a que todo fuera un poco más fácil.

Creo que subestimamos mucho a los hombres que tenemos a nuestro lado. A veces pensamos que si las cosas no las hacemos nosotras, nadie las hará igual; y seguramente no las harán exactamente igual, pero eso no significa que vayan a estar mal hechas o que no puedan hacerlas. Hay que atreverse a darles la oportunidad y verás que te sorprenden.

Cuando sientas que ya no puedes un segundo más y que vas a explotar, ¡Pide ayuda! Insisto, pedir ayuda no es símbolo de debilidad, sino todo lo contrario, es señal de fortaleza. Pide ayuda a tu pareja, a tu mamá, a tu hermana, a tu amiga, a quien tu quieras pero hazlo. Es la única forma en la que podemos respirar de nuevo y entrar en balance.

Cuando pides ayuda demuestras que eres capaz de reconocer en ti a una persona con fortalezas y debilidades, con virtudes y defectos, lo cual lejos de ser motivo de humillación, es motivo de admiración. Todos los seres humanos necesitamos que nos ayuden, pero a veces nos cuesta un trabajo increíble poder aceptarlo, créanme se los dice alguien que durante muchos años las pudo todas sola, o eso es lo que creía hasta que un día reventé.

Aun hoy en día me cuesta pedir ayuda, pero si algo me ha enseñado mi hijo en sus pocos meses de vida es que no se puede controlarlo todo. Poco a poco voy aprendiendo a soltar y aunque sé que de aquí al día en que me muera voy a ser una persona autosuficiente, también me siento orgullosa de que estoy aprendiendo a pedir ayuda y a reconocer que no puedo, ni debo controlarlo todo.

Aun hay un largo camino por recorrer, pero que mejor que empezar lo antes posible, empecemos por pequeñas cosas y pronto iremos mejorando en el arte de pedir ayuda… ¿Te dejarás salvar o tu no necesitas la ayuda de nadie?

 
 
 
bottom of page