¡Gracias Papá!

Cuatro letras capaces de englobar uno de los más grandes amores en el mundo. Dos sílabas que se repiten y que forman una hermosa palabra cargada de significado: P-A-P-Á.

Recuerdo estar dormida en mi cama, y entre sueños sentir un gran beso cargado de muchísimo amor. Aunque no me despertaba por completo estoy segura que sonreía, porque literal como la canción de Timbiriche me hacía muy feliz saber que papá estaba ahí con todo su amor cuando llegaba tarde de trabajar.

Los fines de semana quien se encargaba de entretenernos y darnos lo que necesitáramos era papá. Mamá necesitaba un descanso de los tres monstruos y papá necesitaba disfrutarlos. Pasamos muchísimas horas riendo y divirtiéndonos todos juntos, siempre tenía una sonrisa y un cariño para nosotros, hasta el día de hoy aún los tiene siempre, es un gran tesoro en nuestras vidas. No podría estar más agradecida con él.

Y ahora que me toca ver a mi esposo ser padre, un gran padre por cierto, creo que no pude haber elegido uno mejor, entiendo todo lo que mamá veía y sentía. Esa admiración y ese gran amor que siento cada vez que los veo jugar, cada vez que él lo sostiene, lo abraza y lo besa con todo el amor que es capaz de dar; no se paga con nada.

Hoy en día el rol de papá ha cambiado un poco y ¡para bien! Ahora los papás tienen un rol más activo, participan y ayudan más. Ahora son también más tomados en cuenta y reconocidos. Incluso hay familias en las que los roles han cambiado y es papá quien se queda en casa con los niños.

A todos ellos ¡aplausos! y ¡gracias! Gracias por estar presentes, gracias por hacerse responsables de sus hijos y gracias por comprendernos cada vez más y mejor. Gracias por que ahora podemos formar equipos más sólidos y fuertes en la educación y cuidado de nuestros hijos. Y gracias porque ahora el día del padre es más importante, tiene más peso y nos permite apreciarlos y apapacharlos más. Aunque claro no olviden hacerlo ¡todo el año! Papá lo merece.

¡Gracias papá!