La Mujer Maravilla Empoderada

Últimamente estoy llena de tareas, pendientes y cosas que hacer tanto en casa como en mi vida laboral. Bien me lo dice mi madre, tengo demasiadas cosas y aún así “no me estoy en paz”. Debo decir que tiene toda la razón, pero también debo decir que no sé estar sin hacer nada. Necesito tener mi tiempo ocupado SIEMPRE.

Por supuesto disfruto de estar un rato literalmente echada en cama y leyendo o viendo una serie. Antes tenía más ratitos de estos por razones obvias y que ustedes conocen muy bien. Ahora son menos, pero paradójicamente ahora tengo más ocupaciones que antes de ser madre y no me refiero a las propias de la maternidad, sino a proyectos que yo sola me he buscado y que antes no hubiera siquiera considerado. Y claro sumados a las tareas maternales que tampoco tenía antes, ¡vaya paquete!

A veces me pregunto si ser madre no empodera nuestro sentido de mujer maravilla. Si no es gracias a este papel tan importante que nos damos cuenta de todo lo que somos capaces de hacer. Si no nos hace darnos cuenta de que tenemos mucha más capacidad de la que creíamos y nos sentimos más fuertes.

Siempre lo he dicho, la maternidad es muy dura; pero ya no me imagino volviendo a ser la persona que era antes de ser madre. Prefiero a esta mujer fuerte pero capaz de reconocer que es vulnerable, a esta mujer con más seguridad y sabiduría, a esta mujer que ha sabido reencontrarse y reinventarse. Esta mujer que redescubrió el mundo y recordó lo importante que es valorar las pequeñas cosas a través de los ojos de una pequeña parte de su alma.

Y sin embargo, a pesar de todo esto, estoy tratando de descifrar este sentimiento que me invade a veces y que me hace sentir que nunca es suficiente mi labor como madre, este sentimiento de siempre querer dar más, pero ese es tema de mi próxima entrada.